martes, noviembre 20, 2007

El Tupí - Propuesta de Homenaje

Alonso de Vera y Aragón, capitán nombrado por el adelantado para llevar adelante la fundación de una ciudad en el paraje de las Siete Corrientes, fue el primer teniente de gobernador que tuvo la ciudad de San Juan de Vera de las Siete Corrientes. Fue un noble caballero, no por descender de la nobleza sino por su honradez; generosidad; lealtad y destacado valor. Nació en la ciudad del Cuzco en el año 1555 aproximadamente, hijo del conquistador andaluz Pedro Díaz de Torres, hermano del adelantado Juan de Torres de Vera y Aragón, y de la inca doña Elena. Por sus venas corrían fusionadas la sangre española y americana. Lo llamaban el Tupí por el color moreno de su piel y para diferenciarlo de sus primos homónimos.

Su padre fue de los primeros conquistadores venidos al Perú y se halló presente en las guerras civiles entre los conquistadores. Alonso de Vera y Aragón hizo sus primeras armas en el Perú hasta que un día fue llamado por su tío el adelantado para que colabore con él en la gobernación del Río de la Plata como uno de sus hombres de confianza. En el año 1580 asistió a la fundación de la ciudad de la Trinidad y puerto de Buenos Aires con el general Juan de Garay, desde donde se dirigió a España en la carabela San Cristóbal de la Buenaventura de su propiedad en compañía del comisario y custodio de la orden franciscana fray Juan de Rivadeneyra a traer pobladores y frailes. Fray Juan de Rivadeneyra llevaba al Rey un memorial en el que en uno de sus párrafos aconsejaba la fundación de una ciudad de españoles en el paraje de las Siete Corrientes, recomendación que seguramente fue señalada por el Tupí, sin saber que iba en compañía del que sería su iniciador y primer teniente de gobernador.

Una vez que el adelantado pudo pacificar la frontera de la ciudad de Asunción, que era acosada por las continuas incursiones de los indios Guaicurúes, se determinó de realizar la población del paraje de las Siete Corrientes. Comisionó al Tupí las tareas de exploración y preparación del terreno para la fundación. Alonso de Vera y Aragón partió de Asunción a a mediados de 1587 llevando en su compañía hombres e indios amigos. Desembarcaron en la playa Arazaty donde asentaron su Real y desde allí comenzaron a realizar las primeras exploraciones y contactos con los naturales que habitaban en la zona.

Al arribo del adelantado Juan de Torres de Vera y Aragón y del escribano Nicolás de Villanueva se procedió a realizar la solemne ceremonia acostumbrada en las fundaciones. El acto fundacional tuvo lugar el domingo 3 de abril de 1588, se procedió a fijar el palo para el rollo de justicia y desenvainando su espada el adelantado le dio dos golpes diciendo por el Rey don Felipe II, con lo que quedo formalmente fundada la ciudad de Vera.

El adelantado permaneció en la ciudad hasta la madrugada del jueves 7 de abril que partió con destino a la ciudad de Santa Fe, en el transcurso de ellos le expidió el titulo de capitán general y justicia mayor a Alonso de Vera y Aragón, que lo presento al Cabildo de la ciudad de Vera el jueves 7 de abril, después de partir el adelantado.

Firma de Alonso de Vera y Aragón
Firma de Alonso de Vera y Aragón, el Tupí

Los enemigos políticos del adelantado, encabezados por Juan Caballero de Bazan, trataron por todos los medios de que ningún pariente del adelantado ocupasen cargos de tenientes, sin embargo los pobladores de la ciudad de Vera apelarían la decisión de la Real Audiencia de la Plata por medio de una carta redactada por los capitulares el 20 de agosto de 1588 en la que expresaban: “porque el dicho Alonso de Vera no gobierna en mucha uniformidad de todos los soldados y vecinos de ella sin hacer agravio a nadie y mucho recogimiento”. Otra situación similar se presenta cuando asume la gobernación don Fernando de Zarate, es sabido que cada gobernador nombraba a sus tenientes al momento de asumir el cargo. Nuevamente el Cabildo de la ciudad se manifiesta a favor de la continuidad del Tupí, presenta una petición el 9 de agosto de 1593 en la que expresaban: “suplicamos a Vuestra Señoría en su nombre de toda esta ciudad nos provea por teniente de gobernador al capitán Alonso de Vera y Aragón pues a sido padre de esta población y gastado su hacienda y entendemos que con su ayuda irá esta ciudad en aumento”. El alto contenido emotivo de esta petición excede los formalismos de la época, es más que evidente el cariño y respeto que los pobladores sentían por el Tupí.

Alonso de Vera y Aragón gobernó la ciudad hasta el mes de noviembre del año de 1596, fue reemplazado por el capitán Garci Rodríguez de Arellano por titulo expedido por el gobernador Juan Ramírez de Velasco. Fueron ocho largos años de gobierno en los tiempos más difíciles los que le tocó gobernar al Tupí. Durante este tiempo la ciudad soporto el continuo ataque de los indios guaraníes del Paraná arriba que cercaron el fuerte y la población estuvo a punto de perderse, el asedio de la ciudad fue a consecuencia de la matanza de la mandioca donde veintidós españoles perdieron la vida en manos de los guaraníes, y envalentonados éstos por su triunfo decidieron sitiar la ciudad e intentar destruirla. Quedó la ciudad abatida y la mayoría del ganado que se había traído a la fundación había huido a la campaña, el Tupí se dirigió a la ciudad de la Asunción de donde trajo a su costa más ganado para el sustento de los pobladores. Durante su gobierno se organizo la ciudad y se realizaron los primeros repartos de encomiendas y tierras para estancias.

Nada sabemos de su vida desde el momento que dejo el gobierno hasta el año 1603 en que es elegido por los capitulares salientes para ocupar el cargo de Alcalde Ordinario de la Santa Hermandad, distinción que no quiso asumir pues se encontraba ocupado en la elaboración de una información de meritos y servicio para su tío el adelantado y aunque fue intimado por el gobernador Hernandarias, enemigo manifiesto de la familia Vera y Aragón, para que tomase posesión del cargo, se excusó presentando una Provisión Real de la Audiencia de la Plata en la que se instaba que ninguna justicia le impida la realización de sus negocios. En el año 1607 vuelve a ocupar un cargo de importancia en nuestra ciudad al ser nombrado Juez de Residencia por el gobernador Hernandarias, donde tuvo a su cargo la revisión de la actuación de los funcionarios del gobernador anterior en nuestra ciudad.

En lo referente a su vida familiar, sabemos que el tupí tuvo por su único hijo a don Pedro de Vera y Aragón, ignoramos el nombre de su esposa y si fue casado. Su hijo, siendo menor de edad, se unió en matrimonio con doña Inés Arias de Mansilla, hija de Francisco Arias de Mansilla y de doña Lucia de Espinosa, pobladores asimismo de la Ciudad de Vera. De este matrimonio nació un hijo llamado don Alonso de Vera, que falleció de tierna edad. El Tupí falleció probablemente en la ciudad de Asunción antes del año 1611, ocasión en que por la gravedad de su enfermedad otorgó un poder para testar al capitán Andrés Lobato de Godoy, intimo amigo de la familia Vera y Aragón.

El amor que tenía el Tupí por los indios naturales quedó demostrado en una de las cláusulas de su testamento, en la que expresaba se diese a los indios de su encomienda la cuarta parte de su derecho sobre el ganado cimarrón que había en la jurisdicción de la ciudad de San Juan de Vera y que utilizaran el dicho ganado para su sustento, a cambio de esta donación pedía a los indios que pagasen al sindico del convento franciscano cien misas por su alma. La generosidad del Tupí se vuelve a manifestar en su hijo Pedro, quien por medio de una carta de donación otorgada el 1° de septiembre de 1611, eximía a los indios del pago de las cien misas.

Es notorio que en nuestra ciudad no haya ningún monumento que honre su memoria. Sin embargo, existe una pequeña plaza que llevaba su nombre, pero fue cambiada por iniciativa de una concejal con marcados prejuicios ideológicos. Mientras los primeros pobladores lo denominaban padre de esta población, el transcurso del tiempo y el desconocimiento de su calidad humana y valiosa actuación han hecho que su persona pase inadvertida. Con el advenimiento de la inauguración del nuevo tramo de la Avenida Costanera, sería justo que en algún lugar de ella, por ejemplo en su rotonda, se realice un homenaje en memoria de nuestro primer teniente de gobernador, siendo el lugar señalado mas que apropiado, ya que fue en ese mismo lugar donde comenzó a trabajar por nuestra ciudad, fue allí donde desembarcó y dio principio a nuestra ciudad.

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